Partimos de que un sistema ERP no es una aplicación que se instala y a partir de ese momento, ya está listo para poder utillizar, sino todo lo contrario, además de instalar, se ha de configurar y parametrizar, es decir, adaptar sus propiedades o posibilidades al máximo, a las necesidades o requerimientos del cliente.
Esto no es una tarea fácil o sencilla, y el problema, es que muchos proveedores de soluciones ERP, se creen que por tener esa solución, ya es suficiente como para implantar su sistema en el cliente.
En principio un consultor es un solucionador de problemas, o mejor dicho, aquel que te guía de la mejor forma de hacer las cosas según su programa, o incluso mucho más, el que se encarga de adaptar su programa a las necesidades personales de su empresa cliente. Esto último, el cliente ha de ser consciente. El simil perfecto sería el de un traje a medida. No es lo mismo, comprarse un traje ya fabricado, que ir a un sastre y que modifique ese traje a las medidas de su cliente. Creo que con esto queda claro.
Para ello, el consultor (sastre) ha de conocer perfectamente su programa (traje), para luego, tras hablar con su cliente empresa, adaptarlo a sus necesidades (medidas). Digamos que es el traductor entre el cliente y el programador. Por supuesto, que tras este símil, partimos de que el cliente (empresa) ha de ser consciente de que todo este trabajo va a tener un coste adicional, tanto por parte del traductor (consultor), como por la parte de los desarrolladores (mano de obra de confección del traje).
En este artículo, nuestro objetivo no es de tratar los precios o costes de la adaptación, sino del entedimiento del cliente final (empresa) para que sea consciente de todo este trabajo de adaptación.
Con todo esto, queremos dar valor al trabajo de un consultor, que en la mayoría de casos, antes de alcanzar este puesto, previamente, o en la mayoría de casos ha sido un programador, que interpreta el valor o el esfuerzo de cualquier cambio a nivel de programación de cualquier necesidad sobre el programa.
El consultor tiene un papel muy importante, ya que puede ser el causante de que un proyecto gire hacia el éxito o el fracaso, y de esto dependen muchos factores, como por el ejemplo el malentendimiento con el cliente, o con los programadores. Esto es suficiente motivo, para que el proyecto fracase, o por el contrario, lleve el rumbo adecuando al camino de lo esperado por parte del cliente final.
Desde mi punto de vista personal, el consultor, además de ser conocedor de todas la funcionalidades de los productos que ofrece, también debe ser un comercial implacable, y como implacable, sobreentiendo, que no debe vender por vender, ya que esto suele traer problemas irreversible a la empresa que ofrece sus servicios de consultoría, implantación y desarrollos a medida, ya que en última instancia, quien firma un proyecto es la empresa y no el consultor, dejando un problema a ésta, incluso causando problemas de difícil solución. No hay que prometer algo que no se puede alcanzar, bajo unos límites de precio, de plazos inalcanzables, o de resultados inesperados.
El consultor, debe estar implicado bilateralmente, es decir, tanto en la parte de la empresa en la cual trabaja y está ofreciendo sus servicios, como en la empresa cliente, como conocedor de la metodología de trabajo de la misma.
Cada sistema de gestión empresarial o ERP, tiene una complejidad, y esta es directamente propocional al tiempo y coste de implantación. Como ya he comentado en otras ocasiones, el proceso de selección, es definito, para encontrar la aplicación que más se ajuste a nuestras necesidades, ya que en el caso de que tengan que haber modificaciones o ajustes, éstos sean los menos posible, ya que ello repercutirá en la próximas actualizaciones, perdiéndose estos cambios, a menos que estas actualizaciones sean gestionadas por la misma empresa que los realizó, o si se trata de aplicaciones OpenSource, de empresas expertas en el tema.
Consejo: Antes de dar un paso, asegúrate de cuales son tus necesidades, y busca o selecciona aquel sistema de gestión que más se acople a esas necesidades, pero tampoco seas rígido al 100%, ten clara la base, o lo que quieres conseguir, pero si luego, la manera de conseguirlo varía a lo que tu hayas pensado en un principio, adáptate a esa forma de proceder, siempre que el objetivo final sea el que te hayas propuesto.